PuentedeBrooklyn
Spleen de Nueva York, regresa del puente de Brooklyn.
Una noche como ésta –dijo-, y tiene que estarllena de muerte…
Raymond Chandler.
Desde Brooklyn la noche te margina. Abajo
de tus pies se enciende la ciudad en dos inmensos
muslos, y cada esquina espera que le llegue el
orgasmo.
Estás ausente.
Pero todo discurre como si no tomaras los ojos
de un viejo espiando el último reducto de los parques a oscuras.
Acechas amantes, y te amanece el cuerpo
–sonámbulo casi-. Y es que acaso en este punto
sepas lo que eres, y tus manos contemplen
aquello que prohibiste de ti mismo.
Tímidamente amigo de la muerte. ¡Aquel
amanecer desde el puente de Brooklyn!
Luis García Montero.
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