22 noviembre, 2005

Dra. en el Bierzo


El sábado pasado dormí casi diez horas, se me tostaron los chips la noche antes intentado seguir la verborrea de la doctora que receta besos a cuenta gotas. Me dijo a media voz, como cuando la mafia hace una recomendación por las buenas, que quería salir en el folletín. Así que...
Cenamos el viernes en Traspinedo. Estaba algo narcotizada. Acaba de dar matarile al pobre Clio, que ha acabado con más cornadas que Diego Puerta y está ilusionada con el audinuevo. Si el supiera …
Es verdad que la vida a veces te besa en la boca, como canta Serrat. Está feliz. Se nota. Quizá a veces pensó, que la vida le ofrecía pocos terciopelos, pocas lanas frías con las que abrigarse, demasiadas toallas que raspan al secarse las lágrimas. Cómo iba a pensar hace unos pocos años que el destino le tenía preparada una cabaña en el Bierzo y un chicarrón miope, alto, bueno y musculoso con el que abrazarse y ver las carreras los domingos.
Como en Dr. en Alaska, pero en el Bierzo.

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