Despedida
Cuando un torero grande se corta así la coleta, un reguero de miedo, de arte, de responsabilidades, de angustias y de memoria cae al ruedo; unas cuantas docenas de fotogramas pasan delante y hielan la vista de los buenos aficionados. Se fue Manzanares ayer y los cronistas: tirando líneas sin percatarse de lo que se fue repentinamente. Vestido de café con leche y oro, terno manido, en una tarde que no fue la suya, dijo adiós arrebatada y sensatamente José Maria Dolls Abellán, José Mari Manzanares, aquel que llegó en el toreo, sencillamente donde quiso.
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