Come back
La sequía en este cuaderno. Palabras que humedecen su tierra. Del verano y su Isla traigo viento, siluetas, el sol azotando el mar, el color azul de los peces y dos pendientes de seda que bailan como dos esmeraldas sobre tu trapecio. Hay más luz en mi sombrero. Más vuelos. Hay una isla surfeada por aviones, una Isla dentro de la Isla, donde vivió un hombre sabio y Nobel. Su casa es un hogar de lucidez habitado por ese mismo relámpago de presencia que sentí en el jardín de Juan: un hogar sin ladrillos solo palabras y una voz que cae rotundamente al mar. Extrañábamos a H., su cola negra como estos volcanes a las tres de la madrugada. Allí a esa hora todo es negro y mar, todo es ola y viento. La Isla simplificada. Aterrizados, los armarios guardan la luz caída sobre los sombreros, el lino blanco del verano, tú misma colonia, las ganas de verte. Y en la noche del verano camino del otoño reina solo Don Draper y su sombrero que guarda la luz del cine y de Nueva York. Tenemos que volver a volar.
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