03 septiembre, 2014

Espejismo



Atravesamos el año deshojando sábados en el laberinto de un bosque oscuro,
lavamos nuestras manos con la niebla de la ciudad urbana,
pupilas cegadas de semáforos.
Los pies cubiertos de zapatos, nuestras vidas atadas con cordones.
Caminamos por las aceras del otoño y del invierno, mientras los camiones nos sobrepasan,
salpican agua sucia.
Alcanzamos la luz cegadora de agosto, con un ansia de sed de desierto,
Lavamos nuestras manos con sal que nos es de mesa.
Y las pupilas se ciegan con el sol.
Y los pies descalzos.
La sombra de los sombreros en las aceras.
Y en el espejismo de la vida sin atar, nos miramos en el fondo marino que guarda cadenas oxidadas y un pasillo largo al mar abierto.
Ya en la superficie, es septiembre.

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