Para Zoe
Zoe
durmió en la casa de Camarón sin Camarón. Ahora viene a casa de Henry como un
pájaro amarillo que se posa en la rama. Se aparta el flequillo detrás de su
hermana. Y observa donde puede meter el pico de la muleta. Mañana cumple años y
todos le deseamos que suba la cuesta de la infancia sin perder su cabellera
nórdica, que crezca escuchando el batir de los bosques, que se empape de
tormentas y se seque después; que consiga amar todo lo que se enciende antes de
que se apague. Que recuerde la luz. Y que avance. Que se siente a leer a la
sombra de los árboles. Que hasta los 15 al menos la respeten los arañazos de
los gatos. Que aguante sin gafas. También que encuentre el azúcar tortuoso de
la suerte. Y que cumpla muchos, muchísimos más.
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