08 mayo, 2006

Modernidad

El País cumple 30 años. Aún sin decantarse al resptecto de la fiesta de los toros. Un crítico ramplón ocupa ahora tribuna -desde la muerte temprana del castizo Vidal-, la sección taurina en espectáculos. Vale. No en la sección Toros, ni en cultura, sino en espectáculos. En el ejemplar del domingo, Más toros de Manuel Vicent, en la contraportada se declara un año más antitaurino, no contento con ello, además de mearse en el respeto de sus contrarios, embadurna en blanco y negro la fácil teoría del antitaurino. Los buenos aficionados, deben entender el fenómeno argumentado de lo antitaurino. Más aún, se me ocurren media docena de ideas sensatas. Pero Vicent desnuda en su artículo la teoría chabacana de la España desdentada, vacía, analfabeta y perdida, descamisada y maloliente, para justificar la asistencia al espectáculo: “este ya no es un país de gente desdentada y patilluda que alcanzaba la gloria metiéndose entre pecho y espalda vino de bota mientras un torero, acuchillada, hacía un estofado sobre un animal para solazarle y afirmar al mismo tiempo los valores de la raza". Cita legislación sectorial catalana afirmando que frenaran y esquilmarán cualquier grano de albero que pise Cataluña y nos anuncia que de nuevo Cataluña tira de España hacia la modernidad: “prueba de que Cataluña es un pueblo evolucionado, que tira del resto de España hacia la modernidad”. Pobre Castilla a la espera del retorno del jedi. Este majadero no ha entendido nada. A mamarla que sabe a fresa, fresa catalana si quiere.

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