16 de abril
A las cinco de esta tarde también paro los pulsos de este reloj, desmayo los lápices, dejo a un lado el barbitúrico de la costumbre para verte de frente. Dejo que una luz de luna blanca desenrede las vendas que embalsaman los años. Supongo tu vista más cansada y puedo ver tu pelo blanco, tu vida ya sin agujas, ni espacio, ni prisa, ni frío. Te envío un beso roto, palabras ateridas de frío de tanto esperar, una cita si quieres sin testigos y un par de tardes de toros. Ahora que tú recuerdo es un murmullo de agua a nuestra espalda. Ahora que los años pasan también contigo.
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