24 marzo, 2010

Belmonte

Llueve. Todo se moja. Es noche cerradísima en el meridiano de la moqueta. Quiero nadar. Pienso en Camarón que mira el mundo en alucinación transparente. Las piscinas están cerradas. Respiro la paz de este lugar rectangular y noctámbulo y su silencio es una iglesia en la noche. Casi todos los ordenadores dan luz a esta noche, como velas agradeciendo el curro de mañana. Miro esta fotografía que me hace olvidar el código civil. Quiero mirar la vida así, de frente como Juan Belmonte, tan puro y trianero. Con la muleta tan planchada y ese gesto de entrega con la suerte. Ahora Belmonte perfuma este lugar, en este tiempo los toreros de ahora se despechan y anuncian Loewe. Para mí esta esencia de noche, esta colonia en blanco y negro tan pura, tan blanca. Como una oración antes de irme a dormir sin piscinas, borracho de tanta moqueta. Dan las once. La lluvia visita la madrugada y Belmonte mi noche. Porqué cada uno elige a sus santos. Pienso en ti.



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