31 mayo, 2011

Mi Camarón

Para Paloma, que por sorpresa cruzó conmigo la puerta de la enfermería.



16 de mayo. Es verdad mi Camarón que llevamos una luna y una estrella tatuada, que se agiganta cuando cerramos los puños, cuando te echamos de menos. No hay divinas señales, pero mientras corro te veo driblar las espigas amarillas del campo para acompañarme, siento tu galope y la mirada de esos ojos tuyos nublados, tu música flamenca y canalla. Síguenos como nos sigues. Tras la bruma de las agujas y el amanecer de luz fría de los quirófanos, sales a las calles abiertas y cegadoras de la nostalgia para seguir vinculándonos, juntos como en la fotografía, entre la geografía misma de nuestra anatomía que te guarda ya como en un paseo inmenso.


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