Old Fashioned
12.12.2012 responde a un número y a miles de células. Somos
nosotros atravesando el tiempo en una numeración infinita. Cruzando un torrente
de sangre latida no más que por el amor, superando el viento. Estarás la
primera en buena lista. Manejo listas como Juan. Veo a través de su bigote
rubio la vida. Muchas veces. Azulmente, reunidos casi todos al fuego de la nostalgia, los recuerdos crepitan como la
madera ardiente y Otti es desde luego la
madera más parecida. Hasta su zancada en la calle pisa la misma baldosa, el mismo sueño. Abrazo a Jaime como a un poeta sin patria que
va y viene conquistando ahora el frio antes la lluvia. También te veo entre la
niebla más niebla atravesar enero con tu cochecito azul, no hay automovil más literario, es coche y maleta
y caballo azul para bajar la ladera de Peral. Y amigo. El cochecito azul que
hará girar las veletas, agitará faldas de colores, banderas de estrellas,
bordillos de New York. Los árboles de aquí y de allí te esperan, y te sabrá fresca el
agua de las fuentes. Fíjate si un día en el Hight Line, recuerdas una tarde
crujiendo el hielo de tú Old Fashioned, la hebra de aquel crujiente manjar francamenete torrezno .
También nosotros estamos algo Old Fashioned, la cereza machacada como el
cocktail de Don Draper. Después en pleno invierno envolví un poco
bebido las mandíbulas de Juan Belmonte, el libro de su memoria torera para
Alberto. Regresé a la primavera lluviosa
de Sevilla. Alisé el vuelo de mi capote rosa en pleno Fort Henry como un hijo
del mito Apache y me puse a Juli en aquella faena de 2010: la verónica larguísima,
el toreo con mensaje: Úlises rubio
superando todas las olas de su vulgaridad pasada. El empaque, el toreo con
mensaje desparramado en el agua de la lluvia que no era clara sino rosa. Alzado
en hombros más tarde, por todos los paraguas negros de Sevilla.
(c)foto arjona.
(c)foto arjona.
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