De Purísima y Oro
Me fui lo más lejos de Barcelona que pude. Llegué hasta Finisterre, el fin de la tierra el lugar más alejado del sueño de un domingo: José Tomás vestido de Purísima y Oro, un ejército de Jacobinos en la capital de una república redonda. Y yo lejos viendo el mar. Un sueño hecho de ladrillo mudéjar, La Sport, la Monumental encerrando algo más que un regreso, más: una resurrección, un advenimiento. Fuera de tópicos, de puertas grandes, solo sangre de leyenda, sólo seda de purísima y oro, muñecas de toreo vertical, un vuelo templado por encima de la muerte.
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