02 junio, 2008

Despedida

Mi familia lleva peces en las venas. Sal en la sangre. Al final de un mayo de cielos de plomo y aguaceros murió el que fue capitán entregado del barco. Entregado al azote de las madrugadas, de las mareas y del frío. No se porque es tan corta la vida y tan largo el trabajo. Entre la alambrada de la vida y de la muerte no entiendo casi las esquinas de absurdo y olvido de los adultos. Me quedo con las lágrimas de un niño vestido con una camiseta grande y verde de los Lakers; un niño que llora a trueno limpio la despedida de su abuelo. Un huracán de bondad y sentimiento limpio que desnuda las escamas de lo que importa.

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