La otra cara de Madrid
La vida es injusta, el toreo también y Madrid más. Si Juli, Ponce, Ubrique… se presentan en Madrid con el justísimo primer toro de Cuvillo, se arma el Belén. Curro Vázquez maneja la diplomacia como en la ONU y se busca un sobrero impresentable que sustituye a un lamentable novillote de Cuvillo. Si pasa con otro arde Madrid. Cayetano tiene pasarela, glamour y andares de príncipe. También torería innata, temple y otras delicias toreras. Pero es un torero corto y verde como esta primavera lluviosa. El primer toro bravo, se fue sin probar el jarabe de arce del toreo de mano baja y muleta arrastrada. Faenas las dos sin ajuste ninguno. Toreo despegado y el pico que liga, el toque con la superficie más al este de la muleta. Si es Ponce, en el 7 hay un canon de pitos. La historia de Morante, otra cosa: resucitó a Chicuelo y a Belmonte, embadurnó la tarde de voluntad, torería y mucho arte. Ese arte que le salva a Morante del extravío. Ese capote que vuela con el aire del cielo, que mece la bamba casi por naturales, que pone en pie el recuerdo de los dioses capoteros: Paula. Un regalo de los dioses cuando creíamos que no habría vida ni escalofrío después de Curro, ni un capote que abriera más los cielos después de Rafael de Paula.
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