Otra verdad del toreo
La espantá de Morante debería servir para analizar los pies de barro de esta fiesta. Su asfixia. El boca a boca de la subvención. La ruina, el polvo y el drama de las plazas de segunda y tercera. El cadalso de los novilleros que pagan por torear. Este es un espectáculo asistido y sistemáticamente subvencionado. Muchos empresarios son estafadores con guayavera. Las plazas fuera de feria son un desierto. El único refugio de los toreros modestos es Madrid a cara o cruz. Más grave: ¿qué hacen toreros cómo Morante anunciados en un pueblo con salida al mar cruzando en patera la frontera de las portátiles?. El toreo al revés. Se olvidan las leyes no escritas del toreo: atarse los machos y tragar cuando hay lluvia y granizo en la taquilla.
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