Espejismo
Atravesamos
el año deshojando sábados en el laberinto de un bosque oscuro,
lavamos
nuestras manos con la niebla de la ciudad urbana,
pupilas
cegadas de semáforos.
Los pies
cubiertos de zapatos, nuestras vidas atadas con cordones.
Caminamos por
las aceras del otoño y del invierno, mientras los camiones nos sobrepasan,
salpican agua
sucia.
Alcanzamos la
luz cegadora de agosto, con un ansia de sed de desierto,
Lavamos
nuestras manos con sal que nos es de mesa.
Y las pupilas
se ciegan con el sol.
Y los pies
descalzos.
La sombra de
los sombreros en las aceras.
Y en el
espejismo de la vida sin atar, nos miramos en el fondo marino que guarda
cadenas oxidadas y un pasillo largo al mar abierto.
Ya en la
superficie, es septiembre.