16 abril, 2008

16 de abril

A las cinco de esta tarde también paro los pulsos de este reloj, desmayo los lápices, dejo a un lado el barbitúrico de la costumbre para verte de frente. Dejo que una luz de luna blanca desenrede las vendas que embalsaman los años. Supongo tu vista más cansada y puedo ver tu pelo blanco, tu vida ya sin agujas, ni espacio, ni prisa, ni frío. Te envío un beso roto, palabras ateridas de frío de tanto esperar, una cita si quieres sin testigos y un par de tardes de toros. Ahora que tú recuerdo es un murmullo de agua a nuestra espalda. Ahora que los años pasan también contigo.

07 abril, 2008

Sobre Morante

La filigrana es una obra de hilos de oro y plata, unidos y soldados con perfección y delicadeza. También una señalita transparente hecha en el papel al tiempo de fabricarlo. Eso hace Morante en la plaza, dejar una señalita transparente en la memoria del aficionado: pone me ut signaculum super cortuum, ponme como una señalita sobre el corazón. A José Antonio Morante de la Puebla, le ha ensanchado el cuerpo y el toreo. Un ensanche que como un Guadiana hace aparecer y desaparecer toda la Escuela Sevillana: esa profundidad abelmontada, el toreo Gallista al paso cuando toca, la naturalidad de los toreros de San Bernardo, el aroma a Pepe Luis. El perfume gracioso de Curro en ese acariciar por redondos.
Morante rezuma una solemnidad ida y llena de misterio. No hay nada en él de esa tendencia hortera y moderna de parte del escalafón, de toreros que se tatúan en las muñecas las llaves del cortijo. Se va y vuelve. Regresa de un arrabal alto de extravío, con un abrigo largo con cuellos de visón. Tenía fiebre ayer la Maestranza en los entreactos de Morante, fiebre de murmullo, silencio de hielo que luego deshace el olé, la emoción seca, el tiempo parado en una esfera brillante, el redondo inmenso, lento, el mentón hundido: una danza que hace torear con todo el cuerpo. Lejos de cócteles preparados, de faenas de espejo y hotel, Morante regala una borrachera torera y embriagadora como la ginebra. Como ayer. Aunque ayer sin toro: El mal endémico ya del toro desrazado y chico. Y lo que es peor, el mal tan poco cantado del timo del afeitado.

Estadisticas blog