31 diciembre, 2005

Lances


Últimos lances en la lidia del 2005. Toro áspero y cabrón.
Veo destellos de petardos y fuegos de artificio sin sonido y me golpea en uno y otro oído, Atlantic City, sacado de la cátedra de Pavese. The End.

Ójala el 2006 nos traiga media docena de olés en escalofrío, lances amorantados como este.
Y continúe vestido De Purísima y Oro.

P.D.- Féliz año nuevo, Maestro.

30 diciembre, 2005

ParejasDeHoy

Me gustaba más el encabezado de: Mujeres de Hoy. Pero aún siendo más sincero y certero, podría dar lugar a equívocos. Ayer fuimos a visitar al catedrático de la monocapa. Nada, iba con la moto y esssssssque ni te enteras, cuando la moto se te va de la rueda dalante, malo chaval... Ya hay rumores mal intencionados que le colocan en la escena del crimen haciendo la cabra. El monocapa anda con menos de lo justo. De la azotea me refiero. Estaba anclado al cheslón, tirado, en reposo, con la pelvis y el sacro perdigonados. El hombre es todo nobleza de la simple, no hay trampa ni cartón, no hay regates. Es todo juego en vertical hasta el gol. No es la primera vez que caemos por el acosado amarillo. Siempre se sigue el mismo iter. Llegamos a horas –a mi plin que mi estómago hiberna- donde a Itziar le comienza a tañer el campanario del ombligo y se le pone un hostia fatal. La esposa del chaval casi si pronuncia un rapidísimo queresalgo. Y se acabó. Ya no quedan mujeres o casas como Fort Apache o como la casa de mis viejos. Como otras que he conocido, como la de Carmencita -que decía mi padre-, donde la hospitalidad es norma, la atención es regla y el alimentar el estómago ajeno es educación y solidaridad. Ya no era lo peor que en esa casa no entrara la caña de lomo, una barra de chorizo o un buen queso. Es que esa criatura después de trabajar a la intemperie catorce horas, se merece un plato caliente. Es que después de estar practicamente a la cola del carnet profesional de parapléjico, merece una merienda. No digamos mi santa…

Bien pues muertitos de hambre salimos de allí. Antes referirles que nos enseñaron el nuevo dormitorio. Bonito la verdad. Queda un rincón vacío frente a un envarado espejo, donde nos dijo ella: aquí quiero colocar un sofá como de lectura, junto a la ventana. Joder¡, mira que intenté buscar con los ojos algo, aunque fuera el Da Vinci, pero nada ni un puto libro. ¿Qué tendrán pensado leer en ese sofá de lectura?. Estoy intrigado de verdad, flipando en banda ancha -que dice mi hermana pequeña-.

29 diciembre, 2005

Caladas


Ayer noche ganamos una batalla. Vimos de cerca las brasas que se funden en la fragua de los labios. Dentro de nada, deberemos acudir a un museo para recordar los olores del tabaco, los humos que envuelven los miedos, las inseguridades, el placer o el lazo que en bocanadas se anuda después del sexo. No entienden que el pitillo es un bastón para el alma. Que sería del cine en blanco y negro sin nicotina en el reparto, qué sería de la literatura sin alquitrán y qué sería de quienes han construido con cinceles de tinta china las páginas que ahora disfrutamos. Y el tenebroso placer de ver como una mujer se lleva coqueta el cigarrillo blanco de nieve a las comisuras. No agradecemos nada. Condenamos sin paliativos. Marginamos, sectarizamos. Y no nos tiembla el pulso. Vale, venga, sí; el tabaco, ahora va a salvar tres millones de alveolos por minuto, pero hombre dejemos que la gente elija, dejemos que respeten y que respetemos, dejemos que compren una cajetilla sin que reciban esquelas con fecha a la vista. No hay más batallas para los burócratas que el tabaco y los fumadores. Nadie habla de lo que comemos. De que las frutas ya no son frutas. De que la carne lleva más química que los muslos de Ordóñez. Que las doradas y las lubinas están travestidas y que tienen su esófago acribillado por piensos de dinamita. No importa el mar, ni los bosques, ni la boina de mierda y grisú que presenta Madrid desde Guadarrama. No importan los niños de vientre hinchado y ojos desorbitados. No importa la tela que los Estados nos han robado a cada calada con el jodido negocio de la Tabacalera. Importa hacer las cosas a la americana. Dentro de poco follar no será bueno. Porque follando te evades y te pierdes en las praderas del hedonismo.


Bueno pues eso. Ayer disfrutó mi cuerpo tela, viendo como el newyorkino no se calzaba la casaquilla para ir a tomar aire al lucernario. De ver a SánchezBolín envuelto en el relente del puro, soñar despierto con M.V.M. De escuchar tertulia de la buena, de la que alimenta el corazón y la memoria. De ver a esos dos niños corretear por el pasillo. Y a esos primos ser hermanos. La chica de la mirada oceánica acurrucada en el sillón. Hay océanos menos azules. Itziar columpiando el sueño. Ya se sabe, tiene aún los tempos de los niños: cena y duerme. Hablamos de cosas, de libros, de literatura, de la manca que nos duele. Y de Ava. Lo pueden escuchar hoy si se animan a comulgar en misa de Pavesse. Conocimos al newyorkino. Se presentó al festejo de catafalco y azabache. Y es como escribe. Dentro de diez años cuando haya publicado unas cuantas novelas de éxito, nos acordaremos de una tarde noche de inocentes, en que le pegamos una calada larga, sabrosa y honda a la vida, mientras esperábamos el visado al éxito o a la nada. Cara o cruz. Puerta grande o enfermería.
P.D.- Por usted Maestro, que amaba el Winston americano. Donde quiera que esté.

28 diciembre, 2005

Forges

El Zapatero Remendón

Puede que haya un modo de caminar por la vida a zancadas de grandeza, buscando solo los minutos de birretes y medallas. Pisando moqueta, con las pupilas educadas en Jabugo y en los trajes a medida. Puede que haya otro modo más pausado, un modo de enfocar el mundo que nos traen los días. Disfrutar del frío, del paseo. Del camino. De lo pequeño. De lo que tus ojos enfocan y tu prisa trasciende. Y es que hoy habíamos quedado con una amiga de verdad, nada de lametazos navideños. Íbamos a pasar por el 31 y así dejar mi mochila con los bártulos de la piscina, cuando Itziar advierte que debía recoger un par de zapatos.
Hay un garito de reparación de calzado, a la vera de la plaza de Santa Cruz. Es un local angosto, embutido de enseres y maquinaria de tortura para el calzado. Huele a betún y a colas de zapatero remendón. La estancia estaba vacía, Itziar que entrega la papelina y el zapatero que indica que hoy no es jueves y que volvamos pasado mañana. Justo antes de volver sobre nuestros pasos, el hombre nos habla, como si hubiera tenido en sus manos el pulso de todo nuestro ejército de zapatos. Nos cuenta, con las gafas de bucear en mitad de la nariz, que los clientes que acababan de hacer cliiiiin en la puerta, le habían reconocido. De su barrio. De cuando iba en bicicleta repartiendo remiendos con tacón, a golpe de pedalada y de canción. Si, por que el hombre canta y canta por todos los palos del cante. Y sabe tela de flamenco, del bueno, del que parió Caracol. Y de ahí el hombre se va hasta su padre y de ahí, cuesta abajo la nostalgia, hasta su abuelo. Y nosotros sin hablar. Da un paso sin dejar detener la historia y se va de un mostrador a otro y se saca de la manga otra historia y en un verbo, aparece una carpeta y nos enseña la foto de su hijo, actor en Madrid. Y le salta media sonrisa de melancolía y de orgullo.
Se llama Ambrosio. Un tipo de esos que ha vestido una vida con un guardapolvo azulón. Trabaja los zapatos con mimo, con precisión de neurocirujano. Nos enseño diplomas por doquier, libros de flamenco. Hasta se sacó un CD de la chistera. Lo abrió y en el envés de la carátula nos señaló con un dedo embetunado, a un friki greñoso y feo: este es mi chaval, y su grupo. Anda en Londres aprendiendo idiomas. Hizo un par de silencios a la vez que bajaba despacio la mirada y nos contó a parpadeos de tristeza y soledad, que su mujer murió de cáncer hace cinco navidades . Y que tiene una casa en La Manga del mar Menor, a la que baja de vez en cuando, para poner medias suelas a la vida.

26 diciembre, 2005

MultiBroma

Hoy salía del 31 con niebla, algo de lluvía, frío y algo de escarcha en el ánimo. Esto de la navidad y los espumillones, te toca las pelotas cuando llevas un tiempo en la reserva, de vuelta del frente y sabes que has perdido la guerra de una compañía, de una voz, de unos cuantos abrazos que se los ha llevado el viento.
Bueno, pues en esas, que iba ipodizado río abajo, cuando vibra el móvil en la nalga izquierda. Al otro lado Hacienda, que me reclama no se que hostias. Yo encabronao, pensando: lo que me faltaba, que me levantara los pies del suelo el toro haciendo el paseillo.
Me la tragué entera. Eran los chicos del pozo en multiconferencia. En multibroma. Se acuerdan de mi, un día si y otro también. Lo agradezco de verdad. Aunque anden liados con la gente de punto radio, las ventas, con su futuro, con el g.p., o con el célebre y trascendental tema del cerebro.

SaboresyAñoranzas


Estrena un delantal de volantes, con una escena animada de la lidia. Nos regaló un menú delicioso y muchas ganas de vivir.

Ensalada de berros, roble y langosta.
Cigalas tronco, solo al vapor.
Percebes.
Nécoras.

Ibéricos varios, cabello de ángel.

Besugo al horno.
Chuletillas de lechazo del valle del cuco.

Tronco de Palacios.

Vino Tinto más viejo que yo, 1971.

23 diciembre, 2005

ATragosCortos

Los jueves a mediodía: vegasicilia; una copa ancha, abierta en canal a la vida, a la sinceridad y al talento.

22 diciembre, 2005

Tingladuak


El sábado pasado partimos hacia Obaba. No contamos las curvas, ni encontramos alacranes cruzando la carretera. Hacía más de diez años que no pisaba Bilbao, menos que disfruté de la última Aste Nagusia. Más, que como otras veces, miré de reojo como se vestía PascualMezquita en el Ercilla, la taleguilla grosella y oro, envolviendo los costurones de los muslos, todo bajo un silencio que solo suena cuando se aparece el miedo como una fantasma.
Bilbao. Nos recibió un cielo que hacía juego con el titanio del Guggenheim, un calabobos insistente. Cenamos lejos del 31, en el Borne, un garito que ha abierto un catalán junto al barrio chino que lucha por travestirse en zona residencial. El Borne era un mercado antiguo de Barcelona, junto al barrio viejo de la ribera. Cenamos bien, con el acompañar de Tete Montoliú tocando por bulerías de Serrat. Me pareció que la palabra Borne tenía el eco de los garitos donde tocaba Borralbo.
Yo cogía trenes en la madrugada de hace unos cuantos años. Aitor me esperaba en la estación de Abando, sobre las 7 de la matiné, normalmente recién duchado, casi siempre habiendo dejado alguna mujer desnuda entre las sábanas. Desayunábamos juntos y yo comenzaba mi doctorado en noches, lunas, copas y flirteos. En cada viaje debía haber regresado con la cándida inocencia más marchita, pero creo que no lo conseguí. El metro ya anda serpenteando media ciudad. Una noche una chica rubia que me sacaba diez primaveras, me enseñó sus labios y las obras del metro en pleno amanecer. Luego fuimos a desayunar y me regaló, La conjura de los necios.
Ahora Bilbao es más europeo, han maquillado las ojeras, las negruras de los edificios. Han resistido los grises, la luz cansada, el color de nicotina de algunos edificios. Ha sobrevivido la ría, atravesada por un tranvía silencioso, que serpentea tranquilo media ciudad y tranquiliza el alma al verlo pasar. Volvemos al tranvía. Acabaremos regresando al sombrero.
El Guggemheim, el pez con mejores caderas de todo el Cantábrico, navega por la ría musculoso, reluciente, con una piel de serpiente que cambia según la incidencia de la luz en las escamas. En su interior suaves siluetas, curvas de mujer larga, la luz que todo lo inunda. En fin, muchos recuerdos me trae Bilbao. Encima el B.O.E. me informa conciso y parco, que una chica que conozco bien, anda impartiendo justicia en uno y otro lado de la ría. Que no les pase nada a los reos. A mí menda, que era un chorizo inocente, me condenó a un verano enterito de olvido, a un mes y un mediodía abrasado por el verano, me hizo jirones la femoral y me dejó mascando y tragando las espigas de la ausencia. Recuerdo cuando junto al mar le conté el desasosiego a mi padre. Como primera medida me dijo: “tu de momento pídete un wiski”. Así que aquel fue el primer entreno para padecer nuevos principios, para saber prender nuevas lumbres que iluminen mis versos. Después de aquello volvió. Que si la abuela fuma. Pero amigo: Puerta, Camino y El Viti. Menudo tinglado. Por cierto, el vascuence reza que tinglado se traduce como Tingladuak, lo leímos junto a la leyenda del puente colgante de Portugalete. Ya nada es lo era.

P.D.- Es el cumpleaños de mi madre. Se barrrunta homenaje, familiar, sentido y cojo.

20 diciembre, 2005

Aniversario


Nací en nuevayó, provincia de Granada, una noche de luna.
Volando en un avión salvé mi corazón eso dicen las brujas. Mi pobre corazón de tantos desengaños, se paró. Por culpa del amor yo nací en NY. (...) Que anda la muerte por Manhattan con su boca de rata, persiguiendo a un artista. Cruzando Central Park, iba la soledad con la luz de la tarde. Mi corazón de nuez se lo querían comer las ardillas del parque, pero yo me escapé. De luna disfrazao me fuí pa Chinatown.
Carlos Cano.

19 diciembre, 2005

Abrazos por Navidad

Acompañan al teclear de esta entrada, la voz de Maite Martín y el piano de Tete Montoliú, para acolchar un poco el balanceo de esta historia. El día que me quieras.
Esta entrada hoy no tocaba. La suerte continúa soplando por barrios. Nosotros en la esquina donde al asomarte al balcón, te acribillan las bayonetas. Nos despedimos esta tarde junto al coche negro nacarado. El ataúd era largo como la bondad y la templanza de quien lo habita desde hoy. Alberto se fundió en un abrazo hondo conmigo, nos dimos unos cuantos besos y a seguir camino. La hija de Santiago tenía el rictus serio, el mismo que presentaba su
padre, cuando se liaba rosa palo y oro, en el patio de cuadrillas de las tardes de máxima responsabilidad. Alberto es mi amigo y tiene los ojos de una bondad azulísima. Se fue camino del País de las Encinas siguiendo el hilo de la vida entera de su padre.
Mañana le despediremos en Alba.

16 diciembre, 2005

PuertaGrande


La suerte sopla por barrios. Salamanca, tierra de toros, tierra de toreros excelsos como Santiago Martín “El Viti”, ha parado una mañana de diciembre, para reconocer el talento, el esfuerzo y el tesón de Julio Valdeón Blanco, para abrir la puerta grande de La Glorieta y pasear en hombros a este newyorkino. En el país de las encinas se enteran que hay un escritor castellano que escribe por chicuelinas. Mi enhorabuena. Me temo que no será la última.
P.D.- A mamarla los palmeros, que sabe a fresa.

14 diciembre, 2005

ElPozoCablero

Lo esperado.

Sabía que las culebras de los afectos y de los recuerdos, iban a danzar desde el estómago hasta el corazón, que iban a subir a la velocidad de la luz hasta hacerme un nudo winsor en el ánimo. Una ola de recuerdos en mitad de un pinar talado. Empapa mi mirada una brisa de gente a la que me había acostumbrado a tropezar a diario –como el bondadoso León de Sabero-. Los días, meses y meses desvelado con mi padre, con un torniquete sujetando la esperanza, cientos de horas que pasé debajo de la nube negra, protegido en el curro por el paraguas cariñoso de los asesoresjurídicos.
Cuando arranco el coche veo como me despide la plaza 94 y enfilo la carretera de regreso. Veo el pozo que se difumina en el espejo retrovisor y su chimenea, que convierte en humo y futuro, la leña que sale de los contratos moribundos. Empuño el volante y con doscojones ahogo el acelerador rumbo a nuevos mares, con un botín en el alma nada despreciable y con un bonus anticipado que vino hace meses, con el corazón tan blanco como su apellido.

Toca atarse los machos, música maestro y la muleta a la mano izquierda.


P.D.- El toro bravo no se duele al castigo, no dobla las manos en la arena.
Se crece, se engalla, se viene arriba.

12 diciembre, 2005

Los Soprano

Pasan 47 minutos de la madrugada fría. He vuelto río abajo a casa. En los semáforos las hojas crujientes del otoño revolotean y hacen remolinos. Siguiendo el rastro de Boyero y de las migas de pan que sueltan los comentarios de SánchezBolín, hemos estrenado vicio: Los Soprano. Pensé que a la chica del 31 no le iba a gustar. Todo lo contrario.
No importa quién seas. No es importante si eres Zacarías, aquel desdentado que se meaba las manos en los Santos Inocentes –pena de
Nobel para Delibes-, o que la vida te convierta en Zapatero, como Tonino. Lo importante son las reglas, los códigos que no se quebrantan. Que no se acuchillan. Siempre me ha fascinado lo marginal. Y entre los delincuentes, los que están fuera de la ley; hay canallas e hijos de puta como en todas partes, sin escrúpulos ni moral. Se sabe. Pero hay otros que conservan unos códigos personales, códigos a los que son absolutamente leales. Gente que tiene unas reglas con las que juega rigurosamente y a las que se atiene, y esas reglas les obligan a matar, a morir, a luchar y a vencer. Es curioso, los malos de verdad ya no arriesgan nada, lo hacen todo a través de Internet y haciendo cheques, jugando en la bolsa... ya nadie se juega nada en el mundo moderno y civilizado en el que vivimos. Pero aún quedan fronteras.

Tony Soprano me ha ganado por la faja en el tercer capítulo. Tiene un amigo al que se le ha metido dentro el alacrán del cáncer y Tony sufre por el, le visita, le mima, le trata con cariño, le lleva putas al hospital. Y luego ese Paulie Walnuts, que parece un banderillero de los cincuenta con sus sienes plateadas repeinadas y rematadas atrás con suma perfección. Solo le falta la guayabera. Ojala continúe el vicio.

09 diciembre, 2005

Sábado desde el burladero


La fotografía es de Ramón Masats. Curro Romero y Rafael Paula o la música callada del toreo, dos leyendas.
La cosa es que hay días que uno amanece y según se ve venir la mañana de toriles, pues no sé porque pero... ya no te gusta el día. Ya no te vale para hacer el toreo bueno.
En la fotografía la verdad, Curro parece expresar a Paula un cierto malestar con el malaje que le ha tocado en suerte. Cuando el de Camas ponía esa jeta, mala cosa...
Dicen que Curro fue el torero que antes adivinaba los toros nada más aparecer en el ruedo. Es como si contara con una bola entre la esclavina del capote y el burladero. Si le gustaba dejaba caer la bola y a partir de ahí, surgían del cristal hecho añicos la magia, mezclada con el duende, el arte y la majestad que paraba los relojes.
P.d.- Fue entonces cuando lo llamó Fernando Fernández Román desde "Clarín" Radio Nacional de España, después de torear un festival en La Algaba (Sevilla). Curro había bordao el toreo. Fue entonces cuando, clásico entre los clásicos, igualó con la vida el pensamiento:
-(...)
- Fernando, quiero añadirte una cosa.
El silencio, y luego:
-Que me acabo de retirar.
-Me iré en silencio...
-Que ha terminado mi historia...

Reapariciones por Navidad

Dicen que si vuelve, pero que no confirma ni a su confesor. Que tienta, cuatreños, novillos. Que está más preparado que nunca.
Lo mismo de todos los años al encender las luces de navidad...


No va a volver me temo. Ójala.

Mientras tanto fotografías como esta te hacen sacar el klinex y zarandearlo solo como un gilipollas. Es curioso, me consta una fotografía casi idéndica, el pase del desprecio, interpretado por Antonio Chenel Antoñete, en esta misma plaza y con un astífinísimo pitón izquierdo rozando las costuras de las medias. Otro día perfumaremos este blog con aromas de chenel.

Brújulas

Pasamos una jornada a la mitad de los gitanos antiguos: comimos juntos, merendamos juntos. Nos faltó cenar y desayunar y volver a comer, dejar pasar las luces blancas de la madrugada, el tiempo creado para que la amistad pase a estado de ebullición, para desabrochar el tercer botón de la camisa, para que el amor retoce, para que la compañía y la conversación brillen en la noche como el carmín rojo.
No sabía. Hay dos tipos de modos de comer. Con y sin niños que te tiren de la camisa, para que los atiendas. Con niños con los que compartir un tenedor. Yo prefiero con niños, como los de hoy, niños educados, que atienden a la voz del padre, que buscan como imanes la mirada confirmante de los tutores. Niños que te dan besos gratis, besos sin numerar, casi recién estrenados. Que te miran y te hablan y te acarician como los ojos de Irene.
Al final de la tarde seguimos la vereda del frío. Visitamos un parque, luego otro. Mientras hablábamos de lo fácil que era perderse por edificios, rondas, cortesingleses, oímos llorar al más pequeño de todos. Había dado la espalda al lugar donde estábamos, a unos treinta metros. Dio tres pasos más y no le respondió la brújula que aún se va cosiendo a su cerebro. Pensó que se había perdido en un pañuelo. No sabe que eso mismo es lo que nos ocurre a nosotros. Eso es justo lo mismo que me ha ocurrido a mí, que la mano firme que se posaba en mi hombro cuando paseábamos, se ha separado tres pasos hacia el cielo y desde entonces voy reajustando el mecanismo de esta puta brújula, cosiéndola y descosiéndola, remendándola a mi memoria.
P.d.- Roberto Domínguez a la sazón figura del toreo, me dijo un día: "se torea como se es". Pues bien, creo que también se da a luz el vino como se es.

05 diciembre, 2005

Descanso

Camino de brea.
Procesión de semáforos.
Vaho en el coche.
Frío en las manos,
manos que giran.
Luces en el espejo,
espejos que te echan de menos.
Llueve sobre las cosas,
cosas sobre la lluvia.
Charcos.
Luces de freno,
freno al horario.
Miedo en los ojos,
ojos que atisban descanso.
Días de descanso.

No descanso de esperarte.

Pozo Desangelado

El pozo era hoy un hospital robado. Los pianos negros sin dedos que los tecleen. Sin las voces de mercado a las 12, sin teléfonos que suenan como imantados. Ratones sin queso. Sin las citas del café de las 11. La calefacción sin funcionar, la calva del compadre de mi derecha, es Siberia con escarcha y cierzo y a mi me tiritan los huevos. En el aparcamiento las hojas pardas del otoño corren a sus anchas. Tampoco han acudido a la cita los chicos del pozo desastre que hemos heredado, los mismos que le han ahorcado la línea telefónica a Fernando, el sastre que en vez de saludarte te soba. Hoy por aquí, hasta el chico largísimo pero largísimo, -que de mayor quiere ser ciclista-, está tranquilo. Parece que ayer coronó los puertos de medio Madrid, Navacerrada y Torres Kio incluidos. De mañana vino a verme a mi pupitre: “ ¿Que pasa tío?, … ayer según bajaba por la pista, me encontré un pelotón que subía de, no te exagero perooo 150 tíos y una tía¡ , superequipados¡, subían la cuesta a toda hostia. Yo si pudiera todos los días bici, tío”. Bendito día, el que le animamos a comprarse las zapatillas para pedales automáticos del número 50: “dile a tu colega el Charly este, que si me consigue zapatillas, me compro la bici”. Con dos cojones.
Dicho y hecho.

04 diciembre, 2005

Domingo



Velas encendidas. Por el café recién hecho, entre tostadas de pan reciente y periódicos que chorrean tinta y líos, vemos que nos arrastra el túnel de una nueva semana salpicada de extravagarios. Días con o sin el chulapo Luxemburgo. Por el atardecer sobrevuela el buitre de los horarios laborales, entre pastas, suplementos, articulistas y blog. Deshojo a tragos el café, acudo a misa de Pavesse y oigo el ¡dindon! de la tostadora que me invita a recoger el botín: Lost in Translation. Puede que la veamos hoy y disfrutemos de nuevo con la chica de sangre danesa y polaca –como Sebastián Castella-. Scarlett es la perfecta sensualidad en almíbar, no necesita arrastrar colas de lentejuelas, ni zambullirse en una alfombra roja para resplandecer, solo una cámara que la acaricie.
P.D.- Parece que se confirma. Los rizos van ganando la batalla, hechos trizas y amansados por una pinza que los quema. No descartamos una segunda vía o vía Acebes. Como quieran.

01 diciembre, 2005

CompletamenteViernes

Para la chica que vuela en vespa.
Jueves, rimas asonantes en la mesilla de noche.
Mañana es completamente viernes en el Número 31. La buena compañía:
Por detergentes y lavavajillas
por libros desordenados y escobas en el suelo
por los cristales limpios, por la mesa
sin papeles, libretas no bolígrafos,
por los sillones sin periódicos
quien se acerca a mi casa
puede encontrar un día
completamente viernes.
Como yo me lo encuentro
cuando salgo a la calle
y está la catedral
tomada por el mundo de los vivos
y en el supermercado
junio se hace botella de ginebra
embutidos y postre,
abanico de luz en el quiosco
de la floristería,
ciudad que se desnuda completamente
viernes.
Así mi cuerpo
que se hace memoria de tu cuerpo
y te presiente
en la inquietud de todo lo que toca,
en el mando distancia de la música,
en el papel de la revista,
en el hielo deshecho
igual que se deshace una mañana
completamente viernes.
Cuando se abre la puerta de la calle,
la nevera adivina lo que supo mi cuerpo
y sugiere otros título para este poema:
completamente tú,
mañana de regreso, el buen amor,
la buena compañía.

PuentedeBrooklyn


Spleen de Nueva York, regresa del puente de Brooklyn.










Una noche como ésta –dijo-, y tiene que estarllena de muerte…
Raymond Chandler.

Desde Brooklyn la noche te margina. Abajo
de tus pies se enciende la ciudad en dos inmensos
muslos, y cada esquina espera que le llegue el
orgasmo.
Estás ausente.
Pero todo discurre como si no tomaras los ojos
de un viejo espiando el último reducto de los parques a oscuras.
Acechas amantes, y te amanece el cuerpo
–sonámbulo casi-. Y es que acaso en este punto
sepas lo que eres, y tus manos contemplen
aquello que prohibiste de ti mismo.
Tímidamente amigo de la muerte. ¡Aquel
amanecer desde el puente de Brooklyn!

Luis García Montero.

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