30 noviembre, 2005

Bienvenida


La contraseña windows del pozo caduca en tres días: Bienvenida. Bienvenida no es un torero solamente, es una saga, una dinastía y un modo de caminar por los angostos caminos del toro. La aristocracia del toreo. Una familia tocada por la varita mágica de la desgracia: desde el incidente del hermano pequeño Rafael, hasta la fatalidad de otro hermano - Pepe Bienvenida-, que murió vestido de corto y de muerte natural, en el callejón del la plaza de toros de Lima. O de Juan a quién un toro de Miura dejó cojo para siempre. Todos los hermanos ilustrados por Manuel Mejía "El Papa Negro", que más parecía un diplomático, con su pajarita. Toreaban de salón en la casa de Príncipe de Vergara, lugar de encuentro de poetas, intelectuales, toreros. Donde entrenaba Sánchez Mejías, a quién un toro le partió la vida en Manzanares, a las cinco de la tarde.
Lo que hubiera pagado yo por ver a
Antonio Bienvenida. Dicen que el video escupe el duende y la magia del toreo. Puede. Pero a veces los grandes resisten los arañazos. Antonio en los videos transmite gracia al andar, al irse de la cara del toro. Te levanta del sofá. Pinturería. Era anchote y bajito, pero daba igual, olía a torero. Que manera de irse al toro en los pares de banderillas, con el saltito de la casa. Que modo de hacer fundamental el toreo más accesorio, de hacer del detalle, teoría. Nada que ver con los extremos derecha que hoy corren la raya del tercio como la banda del Bernabéu: Fandis. Toreaba con dulzura suma y tenía siempre una media sonrisa calada en la boca. Antonio murió en la cama de un hospital de Madrid, a causa del volteretón de una becerra. Un accidente. Cuando ya estaba rico y cosido a cornadas, unos meses después de que un toro le arrancara el cuello en Madrid. Su plaza. Justo dos días después hubiera dado la alternativa a Pascual Mezquita.
Conocí a Angel Luis Bienvenida, vivo en su abono del nueve. “El inglés”, le llamaban, por su porte elegante. Dandi rubio. Cuando yo no tendría ni diez años, en un bar frente a Las Ventas -Doña Francisquita-, me contaron que “El Inglés” fardaba orgulloso con unos amigos, diciendo, “…como se va acabar la fiesta con aficionados tan jóvenes…”. Pues nos la acabamos maestro, como esto no cambie.

29 noviembre, 2005

Martes

Olvido el abrigo. Bufanda de desgana.
Día de esos que al pasear, el frío cocina lágrimas en los ojos.
El León de Sabero y yo , hemos enviado un par de sicarios al playpuntocom para desperezar el fin de semana: dos DVD de Woody Allen ( Hanna y sus Hermanas y Misterioso asesinato en Manhattan), dos joyas que disfrutaremos con la chimenea encendida y una merienda de la Eléctrica. Si se deja.




P.D.- Hoy cumple años la chica que conocí cerca de Londres, casi en los noventa. Cualquier año de estos quizá le llame.

28 noviembre, 2005

Libros apilados

Los libros como el amor, vienen a uno. No te molestes en buscarlos, ni en revolver los cajones de oportunidades de El Corte Inglés. Apilo algunos libros más. La cosecha de este año ha sido reserva especial vegasicilia. Apilo leña y leña, por si los tiempos vienen fríos y hay que sentarse junto a la chimenea. Me va a costar un divorcio pre-nupcias, un legalitas fullequip como dice Bolín. Tokio Blues, de Harami Murakami, ya está sobre el atril. Obabakoak, de Bernardo Atxaga, sobre la almohada. La Cena, de Jean-Claude Brisville esperará a que saque un billete de avión. Memorias de ultratumba, de François de Chateaubriand apilado sine die y los Cuentos Completos de Truman Capote.
Un libro más apilo hoy lunes, una novela generosa y cariñosamente dedicada, que me ayuda a digerir este lunes tieso y plomizo; El Fulgor y los Cuerpos, de Julio Valdeón Blanco, libro que busqué por librerías virtuales y reales y que de mañana me lo entregó S. Bolín, a modo de cesión de trastos maestro- toricantano.

Gracias , Obrero.

Manuel Rodríguez



Manuel Rodríguez Manolete, debutó en Sevilla con un toro de nombre "comunista", en abril del 38. Después la leyenda. Después la muerte en las manos de un médico falangista y un plasma envenenado... Después los rumores encendidos de la herencia y de la muerte.
Hace unos años salí encogido del cine después de ver El Pianista, de Roman Polansky. Según bajaba las escalerillas pensé en cómo el protagonista de la pélicula Adrien Brody, podría llevar al cine la leyenda de Manolete. Su parecido es asombroso. Gracias a un conocido productor español, parece que la cosa va en serio. Me ilusiona, a pesar de nefastos intentos ya pasados, de llevar la fiesta al celuloide. Es cierto que el fichaje de Santiago Segura para interpretar al mozo de espadas del diestro, da risa. Esperemos que no tiñan la historia de folletín culobronero.

25 noviembre, 2005

25 de noviembre,1972

Vivir para contarla.
A pesar de las ausencias, siempre presentes, como una sombra. Como un aliento.

23 noviembre, 2005

Almanaque

23 de noviembre, 1996
El guardián entre el centeno.
Sin noticias de Gurb.
Un guiño que dura desde entonces...

22 noviembre, 2005

Dra. en el Bierzo


El sábado pasado dormí casi diez horas, se me tostaron los chips la noche antes intentado seguir la verborrea de la doctora que receta besos a cuenta gotas. Me dijo a media voz, como cuando la mafia hace una recomendación por las buenas, que quería salir en el folletín. Así que...
Cenamos el viernes en Traspinedo. Estaba algo narcotizada. Acaba de dar matarile al pobre Clio, que ha acabado con más cornadas que Diego Puerta y está ilusionada con el audinuevo. Si el supiera …
Es verdad que la vida a veces te besa en la boca, como canta Serrat. Está feliz. Se nota. Quizá a veces pensó, que la vida le ofrecía pocos terciopelos, pocas lanas frías con las que abrigarse, demasiadas toallas que raspan al secarse las lágrimas. Cómo iba a pensar hace unos pocos años que el destino le tenía preparada una cabaña en el Bierzo y un chicarrón miope, alto, bueno y musculoso con el que abrazarse y ver las carreras los domingos.
Como en Dr. en Alaska, pero en el Bierzo.

225 : 23 : 6: 32


El domingo iniciamos camino. Parada y fonda en el país del frío. Burgos es la fábrica donde el invierno se cocina a fuego lento, como saben: la única ciudad con dos estaciones, el invierno y la del ferrocarril. Echamos la pata pa´lante y nos templamos con calma las delicias de Casa Ojeda, templo de las delicatessen de Castilla, del caviar entreverado con granos de arroz. Manjar de los dioses. Paseamos por el Espolón, por los mismos senderos que dibujó mi padre, pasamos frente a las barras de zinc que le vieron reír, conversar y agitar los peces de hielo del J.B. Eran los tiempos de Piti, del Coronel, del Notario, de los Doctores, del Teniente de Alcalde Julitocaraculo, -cuando le conocí, entendí la perfección-, del carnicero que regalaba ternera y jamón a las clientas que se animaban a probar la carne en la trastienda. Aquellos años en los que los camarareros le solicitaban el mismo auxilio para discernir un despido, que para curar una diarrea, en el hotel se rumoreaba que mi padre no sólo era abogado, sino medico-psiquiatra y licenciado en filosofía y letras :"... si con la cara de listo que tiene el hijoputa..."-. Era una panda fetén, que yo conocí antes que fueran muriendo; desclasada, unida sólo por el afecto, lejos de las tonterías del sectario Valladoliddesiempre.
Plegamos las velas en pleno Arlanzón y con un libro, regalo a escondidas de la chica del barrio de Salamanca (fotografía taurina, con texto del pobre Joaquín Vidal), viramos todo a babor hacía la ciudad más pía, conversando, soñando, haciendo promesas: Auferat hora duos eadem. Pinchos en la Estafeta, paseos por todas las aceras que desembocan el la plaza del Castillo. La ciudadela de noche y de día, el reguero de fotografías de Jeminguay, - que dicen los taurinos-, de Ordóñez, que perfumó a esta tierra para siempre. Pasamos por las manos de los internistas cariñosos que remiendan mis costurones, santiguándose cada vez que manejan su fonendo bendecido. Y la vuelta pasito a pasito, probándonos cintas para el pelo, que decidan si damos una oportunidad a los rizos y así parecerá que todo comienza otra vez, como entonces. Como ahora.

21 noviembre, 2005

Evocaciones


Al olor de los pasillos.
A las escaleras con serrín.
A las filas.
A los amigos que iban a durar siempre.
A los partidillos de los recreos.
A los tiempos sin tiempo, con los bolsillos llenos de futuro.

Al principio aseguraba a mi madre, que debajo de sus sotanas no llevaban nada, porque eran pobres muy pobres...
Ramón Massats. "Seminaristas"

El Niño Jesús

Ayer tarde subí de almendro en almendro, a recortarme la pluma. Sentado en el sillón del barbero, narcotizado casi por sus sandeces sin sentido y sus chistes de flujos sexuales, sonó la campanilla tibia de la puerta. Un padre advierte a un niño de unos nueve años e indica al peluquero el modo de atajar las greñas del pequeño. “Jesús, en media hora vuelvo, recojo a la abuela y vuelvo. Vale... ?”. Jesús recostó su corta espalda y abrazó la mochila. Perdí el hilo. Al poco rato ví reflejado al chico en el espejo, absorto con un libro abierto. ¡Ostias¡, un niño de nueve años leyendo -dije-. Hombre -dijo el peluquero-, si aprenden a los cuatro o asín. El gilipollas no se enteró de nada, claro. El niño se pasó los veinte minutos de espera esbozando de vez en cuando una leve sonrisa, sin despegar los labios, absorto. Luego, cerró su libro y le lavaron el pelo. Al despedirme le recomendé, La Isla del Tesoro, a lo que me respondió sin levantar la los ojos del suelo: ya se la he pedido a mi padre, gracias. Un tesoro.
P.D.
Tengo que escribir algo sobre la Doctora que receta besos a cuenta gotas.

19 noviembre, 2005

Culpas Delirantes

Desde el primer verano de lujurias y azoteas, antes de hacer el paseillo en la facultad me sentí enganchado al Derecho Romano, la aristocracia eterna del derecho. Los romanos idearon un sistema perfecto que se adaptó como un guante a su tiempo. Uno de los aspectos que más me llamó la atención fue la construcción razonada de la teoría de la culpa. La culpa que nos persigue. La culpa que no es un sentimiento sino una fuerza centrifuga que nos acompaña desde que nacemos. Pacta non praestanda, genial idea romana que residía en no exigir responsabilidades menores a nuestros semejantes, no culpar por minucias: la culpa Levi y la culpa Lata, la de responsabilidades mayores. Luego la culpa Aquiliana y la extaquiliana. Más tarde, los civilistas germanos perfeccionaron la teoría de la culpa hasta llegar a la culpa in eligendo e in vigilando, estas son de una simpleza y perfección deslumbrantes. No les aburriré con más teoría, ni por supuesto con la culpa como arma química, utilizada por la Iglesia de Pedro…
Todo esto viene por un libro que ha pasado por mis manos, Fiesta Bajo las Bombas de Elías Canneti. Cuenta allí Canneti su reencuentro en Londres, a principios de la II Guerra Mundial, con el pintor checo Oskar Kokoschka. Apenas empezaron a hablar Canetti y Kokoschka, éste le hizo una confesión tremenda: él era el verdadero culpable de la guerra; la explicación era sencilla: él era el culpable de que Hitler, que siempre quiso ser pintor, se hubiera hecho político, porque ambos se habían presentado a la misma beca de la Academia de Bellas Artes de Viena y mientras que Kokoschka fue admitido, Hitler fue rechazado. Si en lugar de admitirlo a él, razonaba Kokoschka, hubieran admitido a Hitler, éste no se habría dedicado a la política, no existiría el partido nacionalsocialista y no habría estallado la guerra. La culpa delirante, mucho más común de lo que aparentemente parece.

18 noviembre, 2005

LosChicosDelCable

Cita de colesterol.
Los recuerdos, la imagenes y el cariño que quedan en el disco duro del corazón, no son afectados por cartas envenenadas, ni por finiquitos. Siquiera por las despedidas.

17 noviembre, 2005

Plaza de tientas

Cerrada con cerrojo la temporada, comienza “El Viaje a los Toros del Sol”, imprescindible libro reeditado ahora, escrito en la cumbre, por el vil, borracho, listo y profundo conocedor de la fiesta Alfonso Navalón, recién desaparecido. En este tiempo los teléfonos hablan por los codos, los apoderados se traicionan dándose besos con lengua envenenada, banderolos buscando minas de oro, mozos de espadas que ya ven a la familia… Y los diestros que renuevan esperanzas de gloria, faenas soñadas: “este año va zer”. Sol de invierno. Los campos verdes, las encinas formadas como un batallón de infantería, sirven de sofá a los cuatreños llamados a filas. Toreros vestidos con calzonas de pana, abrigados con la marsellesa, tentando al frío y pasando de muleta a vacas que escupen vaho a cada arrancada a cada natural. Tentaderos con luz de niebla. Becerras con el pelo del invierno, vacas tristes a punto de parir y reestrenar el milagro del toro bravo. Nostalgia, o más aún, añoranza, porque la añoranza va dos pasitos por delante de la nostalgia. Los tentaderos que ya no serían lo mismo sin él, ¿cómo llevarme despacito la vaca a los medios, sin sentir en mi corazón su mirada emocionada?.

13 noviembre, 2005

La educación del paladar (I)

Hoy:
Festival de cigalas. Plancha y cocidas.
Alión.
Arroz con leche de la Condesa.
Se pué vivir de otra manera pero eso ni es vida ni es ná.

El Renco, Califa del toreo



Ayer de madrugada algún desaprensivo de RTVE decidió que en la 2 se emitiera un especial sobre la figura de Manuel Benítez “El Cordobés”. La figura del torero de La Palma del río, merece blog aparte. Ahora las grandes empresas y hasta las pequeñas tienen en sus filas a engominados expertos en marketing que eructan a ciencia. Debieron conocer y estudiar la figura de un hombre golfo y regordete, siempre con un sombrero calado y un puro encendido: El PIPO, que se inventó no ya un torero, que lo inventó, sino el emblema con flequillo y aire de los Beattels de un país entero. El PIPO revolucionó el toreo y su enmarañado engranaje. Innovó en publicidad, en el modo asociar a un torero con su tiempo, dio gasolina a la fiesta para que siguiera cincuenta años más, de ahí que ahora ande buscando sin brújula una gasolinera donde repostar nuevamente. No se si saben pero es sabido, que cuando el El Renco –así se anunció en su primera etapa novilleril- toreaba en el patio de la casa de cada afortunado con televisión., la España de los 50 se detenía. Ejerció un mando absoluto sobre la fiesta de los 60, aún por encima de las grandes figuras de la época. Mató más de 4.000 toros y desvirgó a otras tantas miles de mujeres. Es cierto, no era un artista, no dominaba los recursos defensivos, técnicos de la lidia, por lo que a veces su labor resultaba desmañada, pero encontraba su camino en la sinceridad de la línea natural, no forzaba a los toros al comienzo de los trasteos, los encelaba, los consentía por alto. Heterodoxia en estado puro. Cazó con Franco y flirteó con el régimen; se sirvieron mutuamente del mismo guiso, sólo con el agravante de que el torero escupió en la memoria de su padre, preso de Franco y muerto de tuberculosis en la cárcel de Córdoba. Extraordinaria capacidad de aguante, de templar. Captaba como nadie el pulso de cada público, mejor que un sociólogo de Harvard. Intenso, angustioso y vital, nadie por entonces había llegado tan lejos en la ligazón prolongada. Prodigiosa mano izquierda de muñeca rota, cuando se cuajó como matador de toros. Sólo la vida y obra de este torero merece una tesis doctoral, de España y de la Historia del Toreo.

09 noviembre, 2005

El Gran Bazar

Me gustan estos días que inauguran los primeros fríos cuando despertamos, con el cielo limpio, azul como los ojos de la chica de “mirada oceánica”. Parece que el frío y la humedad son un potente detergente para los amaneceres sucios, grises. Cansinos. Los días fríos de ahora son un eufemismo. No hace mucho tiempo esperaba a mi primo en esta misma esquina por la que ahora paso cada mañana con el auto –como decía el gran sastre -. Junto a la farmacia. Mi primo venía en un dos caballos que en la curvas se ponía boca abajo. Siempre me hacía esperar lo que equivalía a que me quedara helado. Luego me llevaba al galope hasta el mercado central sin apenas hablarme. Un mueble de primo. Me gustaba ir cada fin de semana a ganarme los caprichos, a conocer un submundo nuevo lejos de los pasillos ilustrados de la facultad. El mercado era como La Gran Manzana, todo el mundo corría, carros arriba y abajo, palés apilados, voces, el frío que se metía en el alma, los suelos de color rojo con riachuelos de agua sucia y escamas, el olor a humedad, a mar en Castilla, a tipos que no cambiaban su indumentaria hasta que pasaban todos los meses con R. Vendedores de lotería de madrugada. Llegaban trailers, coches cama para las nécoras, las centollas que venían como princesas desvirgadas desde Galicia. Hombres primarios, con instinto sólo para distinguir pescados a ciegas. Chicos con sabañones, con manos de viejo agrietadas. Gente amargada subida en un pupitre, pesando besugos y merluzas de gran sol. Mastuerzos que descabezaban percebes crudos a las tres de la mañana y escupían las sobras. Generosos que te invitaban a una docena de almejas de limón en bandeja de corcho. Mujeres que desayunaban orujo y pastas de Portillo. Casi no existían los guantes, ni el goretex, lana y katiuskas. El esfuerzo sin recompensa. A las 6.30 a.m., al bar donde se resguardaban del frío, donde no sonaban de fondo radios ni telediarios, sólo los gemidos de un viejo televisor, donde se follaba sin carta de ajuste.

08 noviembre, 2005

Número 31

El estudio se resiste a dejarnos. Nos engancha. Lo cierto es que lo tratamos bien y lo agradece. Tenemos expuesta una pequeña pinacoteca pop art y una biblioteca tambaleante, para que se entretenga. Nada más llegar le planté un poto para ir arbolando un poco la esperanza.
Se ha acostumbrado como un perrito fiel a la puntualidad de mis visitas, a la buena música. Al cine en casa. Al eco que brota de los besos que recoge en sus paredes. Se ha hecho a verme en pijama el viernes de madrugada. Quien da lo que tiene no está obligado a más –decía mi padre- y esta casa ha sacrificado hasta su escueto pasillo para darnos lumbre para el guiso. Nos echaremos de menos cuando lo dejemos solo con la compañía única y puntual del bruñir de campanas de la catedral y las visitas impertinentes de la reputa bruja que tiene por madrastra.

07 noviembre, 2005

Raskolnikov por W. Allen


Media verónica perfecta para apurar la libertad condicional. He paladeado cada uno de los 124 minutos. Espero que este tipo no se muera nunca, que no deje de hacer películas al menos. Ha llevado al ambiente londinense del siglo XXI, a Fedor Dostoievski - 'Crimen y castigo'-. Toda la película tiene una suave brisa de Hitchcock. Cuidadísimo guión, ritmo, trama, estética de la buena. Cambia Londres por Manhattan. Y el Jazz por la Opera. De la comedia reflexiva a la tragicomedia moral. El azar, el fatum que todo lo mueve. La vida dulce y trabada de la alta sociedad. La Tate Moderm, el parque de Saint James y 'The Gherkin', una de las últimas obras de Norman Foster.
Y la deslumbrante sensualidad de Scarlett Johansson. Otra musa. Y como llueve en el cine de W.A.
P.D.- "los inocentes son sacrificados para el bien de un orden superior".

03 noviembre, 2005

Lumen autumnus

Estos días andamos por los caminos dejándonos asaltar. Buscamos un Corleone que no nos acuchille en el rellano. Buscamos un chamizo, una dacha donde descansar, donde no partir el tiempo y dejarla sola, un sitio que nos recoja, para dejar de cerrar la puerta a media noche y regresar borracho de sueño río abajo. Un lugar con cajones para colocar poco a poco el amor por colores, por prendas de invierno y de verano. Un pasillo donde andar descalzos de la mano, un sofá para poner la pereza a remojo. Paredes para encalar de blanco con el recuerdo de mi padre. Para invitar a cenar a los amigos y derramar vegasicilia por el gañote. Son tiempos jodidos en "El pozo", no sabes quién te levantará los pies del suelo, ni cuando te propondrán educadamente un navajazo indoloro en el costado. Un espacio donde no sabes si verás a tu compañero de celda al día siguiente, si asistiremos al próximo recuento en el patio, si alguien intentará ahogar tu porvenir a media noche, para que todo parezca un ajuste de cuentas inevitable. Aquí en El Dueso de Boecillo los alcaides son rufianes y algunos chorizos magistrados. En fin a todo se acostumbra uno, a los compañeros que llevamos a la enfermería en volandas, a mitad del festejo con la femoral partida o a los que se van con el esportón lleno. Bueno todo tiene su lado amable, ¿dónde encontrar compadres que te interrumpan un minuto antes del crepúsculo para que veas por el gran ventanal la luz grisácea y las nubes rojas del otoño? Esperanza.

01 noviembre, 2005

SánchezBolín


Mi padre siempre decía, que saber fumar es difícil. Sánchez Bolín respondía en la sobremesa de ayer envuelto en el humo del cigarrillo, mezclando la niebla que surge del tabaco con las respuestas con retranca. Un momento cinematográfico en blanco y negro, que merece esta entrada. La primera vez que conocí a S.B. se sentaba junto a una ventana, llevaba un jersey azul de rombos y unas gafas de pasta dura. No se extrañen pero cuanto Manolo Vázquez Montalbán, decidió no hacer escala después de Bangkok, liberó a sus chicos, Carvalho, Vespito, Sixto Cámara… S.B. aterrizó en el “pozo cablero” para impartir doctrina, para perfumar las sobremesas, los entreactos en los pasillos, para regalar libros, descubrir tesoros o para simplemente dejarse acompañar. Sabe ser tan mordaz, irónico e Inteligente como Carvalho. Yo no soy muy objetivo por que estas cosas de la empatía, que conducen a veces a la amistad, tienen algo de flechazo casto. En la anochecida de ayer le vi salir del pozo, huyendo del grisú de la mina; buscando el burladero de la mirada limpia y larga, las caricias de los niños, el lugar donde te recibe a cuerpo limpio.

Estadisticas blog