27 septiembre, 2013

El exilio


El primer exilio es el del amor. Y el segundo. El tercero. Infinitum. El exilio es que no veas esto. Que tus ojos de cocacola no radiografíen el bien. El exilio es tener también los amigos lejos. Tú rodeado de muralla y acero. Respiras mar y oxígeno. Mira que yo pasaría más inviernos contigo, llenos de mediodía y Old Fashioned. Inviernos hasta que nos cubra la nieve. El exilio es también no tomarme esta noche un Gin Tonic con el Niño de la Puerta del Sol en mitad de un bosque Astur. El gran exilio es un barco en Corea. Miro el exilio del papel en las gotas de agua que caen en el libro electrónico. Miro el exilio del verano en la melena de H. Miro el cielo gris como recién hecho por tu acero. Corro las calles. Busco la luz por encima de los cerros. Y busco un billete para ver a Morante de la Puebla atravesar el domingo la Puerta del Príncipe. Eso si que sería el gran exilio.

13 septiembre, 2013

Nana de agosto


Nos robaste el mar.
Trajiste la sal y el agua. Y todo el azul.
Viniste azulísima detrás de una tormenta de agosto.
Tan perdidamente blanca.

Nos robaste el mar,
y nos diste la vida de los ahogados.
La vida como un grito a las cinco de la tarde, como I.S.M.

Nos robaste el mar,
ya solo con tus dos ojos,
como tizones verdes agrandados,
mientras el cielo era gris descansabas encima del latido,
y de la tierra,
debajo de la tormenta, alejada la sangre.

Nos robaste el mar.
Ya irremediablemente.

“Mi trocito de pan”,
navega corazón, ladrona del mar y del azul,
tu número tatuado y par,
que trajo la marea sin luna,
desde la muerte, hasta la vida.

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