11 abril, 2012
02 abril, 2012
Aniversario
A mi padre le encantaba Juanito torero danzando con zapatillas de aluminio. Ningún cielo se puso amarillo por encima de Juan Gómez jugaba vestido de luces con una cintura gatuna y mágica sobre el verde más verde del Paseo de la Castellana. Erizaba el césped tan artísticamente, tal veloz, tan recreado en la suerte del regate, portando un 7, haciendo sietes, con ese rostro de torero gitano y desigual. Pareciera que a Juanito le latiera España con todas sus costas azules, la marea de esa saliva granuja que le bajaba de vez en cuando al fondo del mal, buscaba el quiebro, la esquina de luz saliendo del regate: un paraíso blanco con letras ZANUSI. En noventa minutos se encontraba por debajo y por encima del cielo: su recodo oscuro de césped donde tiraba de navaja, argumento salival y taconazo flamenco, como aquel que le abrió la jeta misma a Mattaus. Ya eres mayor si tuviste poster de Juanito de blanco con la camisita de Zanusi y recuerdas radifónicamente esa poética ochentera y maldita del Bernabéu del Borusia y demás. Es preciso ver tan vivo a Juanito en el Informe Robinson correr la banda, buscar el gol por un camino Trianero y artístico. A Juan Gómez le cortó la coleta toreramente Curro Romero, bajo la luz insólita de unas gafas rayban. Después de aquella unción todo es gloria por muchos troncos que haya jodiéndonos la carretera y la vida misma.