29 octubre, 2006

Gemelos

Mi corazón parpadea inquieto desde el último encuentro con gemelos. Gemelos que cierran como alas los puños almidonados de la camisa y delatan la postura, la rendija de luz que se ve debajo de la puerta. Los gemelos más allá de ejemplos horteras, son a veces una postura. Es una obligación estrenar vestido, en tardes de farolillos: mirar la ilusión a quemarropa y calzarse la taleguilla de seda, que por nueva y virgen araña la piel cuando el matador es alzado y empujado hacia el cielo blanco de un hotel cualquiera. Escucho un secador de pelo que se entremezcla con las notas de Keith Jarret, con el sabor aún en el paladar de dos boxeadores que pelean por la misma mujer: Blanchard contra Bleichert, gracias a la lectura de La Dalia Negra. El secador calienta aún más las primeras notas de el tren de los momentos de Alejandro Sanz. En los blogs vecinos, en los blogs profesionales como el de Julio Valdeón y cia. para elmundo.es desde New York: (porque el talento y la clase no se becan, se tienen y se deslumbra). Bien en estas bitácoras , cantan las virtudes de Nash, Springsteen o Neil Young, como un reclinatorio donde acomodar el alma más que a menudo. Yo veo más de cerca el canalillo de mi vecina o de cualquier chica almodovar. Sanz no es ya un yogurín romántico que afloja y empapa bragas de adolescentes. Su voz es flamenca, sus letras a veces un abismo, profundo y angustiado, roto y sangrante: como el caso del nuevo single: a la primera persona, donde el poeta explora una llama por dentro.

20 octubre, 2006

Llueve

Regresé del mercado con llamaradas de lluvia en las farolas, sacando un píe por el estribo de la moto, temiendo las trampas de los pasos de cebra, de los peatones inquietos, de los coches, de las gotas de lluvia que nieblan la visera. Un café caliente en la taberna, al pie del escaparate donde mujeres perfumadas temen el olor del pescado fresco, formado vivo en una cama de perejil y mármol blanco.

Abro un libro junto al ventanal. Paso las páginas y levanto la vista de vez en cuando para ver como el agua ahoga las ramas de los chopos en un otoño irremediable. Leemos quizá para conocer gente interesante, para encontrarnos en un callejón con gente desconocida. Respiro las huellas de otros otoños bajo mis hombros, otoños largos con olor a forro transparente y a esperanza, a café antes de entrar a la clase de las cuatro, aquellos otoños que no eran primavera, sino niebla precoz que venía para lamernos la cara. Regresé del mercado con llamaradas de lluvia en las farolas, sacando un píe por el estribo de la vida y pensando si mañana me voy a ver a Morante.

16 octubre, 2006

El averno de Victorino


Critica cabal de Zabala de la Serna hoy en ABC. No es lo malo que Victorino pise terrenos pantanosos desde hace tiempo, lo peor es la falta de conocimiento del público para discernir entre lo posible y lo imposible. La velocidad por el tocino. Mala cosa. Y después de ayer es posible que este Napoleón de dientes de oro, tache al propio Esplá para la próxima temporada.
"El infierno para un torero debe de ser un ambiente similar al que se respiró ayer en Zaragoza, el averno creado por los terroríficos toros de Victorino Martín y una afición desnuda de sensibilidad y, por tanto, cruel. Que la Virgen del Pilar la ilumine para distinguir en el futuro la bravura de la casta mala, casta degenerada, casta de medio pelo, ávida de sangre, desentendida de engaños y vuelos, envuelta en hechuras tremendamente serias, brutas, bastas a veces. Victorino rubricó ayer su peor temporada desde hace más de una década.
Incluso en las tardes más duras, los victorinos humillaban, lo hacían todo por abajo; las alimañas eran zapatilleras. Pero ahora gazapean, vienen con la cara a media altura, salen de la muleta con la testa por arriba, sin escapatoria. La victorinada maña fue mala a rabiar; el público maño fue injusto para llorar. Tomó partido sin medir ni meditar nada. Los castigos en el peto, duros, cierto es, duros sin que ningún toro empujase de verdad metiendo los riñones, inclinaron la balanza. Tres varas en duermevela tomaron la mayoría de los victorinos. El que más galopó fue el cuarto en banderillas, un tío hecho y derecho que en la muleta de Luis Francisco Esplá respondió con violencia, a trallazos. Al maestro lo habían recibido con cariño por cumplirse su treinta aniversario de alternativa, en la Misericordia precisamente, y lo despidieron a gorrazos. "
Zabala de la Serna.

12 octubre, 2006

AzulOscuroCasiNegro

09 octubre, 2006

Calle Melancolía

Una imagen con un pañuelo de pirata cojo y vida astillada, se aparece en mi cabeza. Hace una carambola como una bola de billar. Se va. Vuelve la bola de nácar negro y pasea por el tapete verde de estos días. A media tarde llevamos a un ramillete de personas a comprar una veintena de ramilletes de flores, sonaba en el local Calle Melancolía: "trepo por tu recuerdo como una enredadera, que no encuentra ventanas donde agarrarse". Flores que algodonen los pétalos que crecen en forma de lágrimas. Hay lágrimas de mañana que a medio día serán sonrisa que olvida el mal hedor, hay lágrimas y miradas que serán piel abierta y sangrante que tatuará con grapas oxidadas esta historia para siempre. Al regresar en noche de luna llena encontré un vaso esbelto llenado por una esponja seca. Solo al fondo del fregadero. Olvidado en el alboroto de las noticias que empapan el costado de sangre traicionera. Al regresar, extraje la esponja y escuché el chirriar de su camino breve por el cristal. Dejé correr el agua a borbotones. Volví a la tarea olvidada, enjaboné el vaso y empapé la esponja olvidada. Me acordé de los toreros que como ella dejan las luces del hotel encendidas para regresar del miedo. Pensé en su vida y Sabina canta lo que ella quizá murmuraba: "busco acaso un encuentro que me ilumine el día, y no hallo más que puertas que niegan lo que esconde". Pienso en las cosas que la esperarán ya siempre con menos suerte que este vaso. En las camisas colgadas sin dueño en una percha, en los calcetines apretados en un cajón, en los zapatos ya huérfanos, en la ropa de invierno que ya vivirá siempre un verano perpetuo. Pienso en la espera de la ropa interior en el fondo de un cajón perfumado, esperando besos y caricias que hagan arder las costuras. Los planes pasados a cuchillo. "Las chimeneas vierten su vómito de humo a un cielo cada vez más alto y más lejano."

06 octubre, 2006

Bellas Artes

Rosendo, una historia del otro lado, Sabina, el genial Juan Diego y José Mari Manzanares junto a algunos otros, recibieron la medalla de oro al mérito en las bellas artes. El toreo que llega hasta la música de guitarra de palmeros, premios y nabos de oro, pero no cata ni de lejos el silencio de las aulas, ni la reflexión teórica de su arte, ni los caminos que perpetúan la afición. Afición, que por el balance en los tendidos, es ya casi herejía, acorralada por los espectadores de feria y clavel, que revisten la ceremonia de acto social. Por eso llora el granito de los tendidos de Madrid en pleno verano, por eso los novilleros naufragan en la patera de papel de fumar que intenta llegar a conquistar el mundo. Por eso los tecnócratas de la Comunidad de Madrid, ponen remedio, fijan cánones y cifras y puntos con que desangrar la fiesta que llegó al siglo XXI.

04 octubre, 2006

Aniversario

03 octubre, 2006

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